Xamara se adentró en el bosque, no sin antes asegurarse de que nadie la había visto ni mucho menos la seguía. En sus manos, llevaba un petate con las plantas medicinales que utilizaba para curar las heridas de magia. Ella tenía mucho trabajo por hacer y debía darse prisa. Pues, si tardaba más de lo acostumbrado, él se enojaría mucho.
Mientras caminaba en dirección a su destino, no podía evitar que su mente se le fuera en las tonterías que había dicho su hermana para evitar tener que ir a ver a ese payo idiota que tanto parecía agradar en su familia. «¡Están charlaos!¿Cómo puede ser que un tipo de su calaña sea alguien digno de admiración?¡Si su sola existencia no es otra cosa que una traición! ¿Es qué acaso están ciegos o solo idiotas?» Pensó indignada sin mirar por dónde iba. Bien, lo cierto era que, el hecho de que él fuera mestizo no era algo de lo que horrorizarse. Al fin de cuentas, en su familia también habían mestizos. Pero, est—¿Ustedes ya lo sabían, verdad?— preguntó Alelí en un murmullo tan tenue que a Lawrence le fue difícil escuchar. Quizás, se estaba torturando así misma y, en realidad, no valía la pena indagar en eso. Pero, necesitaba saberlo. Por alguna razón, estaba buscando cualquier excusa para justificar todo ese rencor que sentía quemando en su interior.Realmente sentía que necesitaba un motivo para odiarlos a todos. Sin embargo, al levantar la cara y atreverse a ver a Lawrence, no pudo sentir más que su propio dolor y la incómoda sensación de hacer pagar los platos rotos a alguien que no tenía la culpa. Vio como Lawrence suspiró haciendo una mueca que no dejaba de demostrar que ese tema lo enfadaba tanto como a ella. A punto estuvo de corregirse, darle las cosas que le había encomendado Roxana e irse con la primer excusa que se le viniera a la mente.Pero él la detuvo, tomándola por la barbilla sin mediar palabra alguna. Levantó la mano en la que lleva
—¡Ay!¡Beltrán! Me haces daño — exclamó Xamara con súplica cuando él la tomó por el cabello.Ese quizás era el único pecado que le podía atribuir a ese brujo. Era agresivo. Cuando menos lo esperabas, él solía tener esas reacciones y más. Pero, tampoco ella podía decir que no se lo justificaba. Al fin de cuentas, nadie era perfecto. Además, un hombre como él tenía que imponer respeto. De ser necesario, usar la fuerza para meter en vereda a quien fuera. Como a su hermana, Lorette, que era una mocosa caprichosa y engreída. A esa le hacía falta un hombre como Beltrán para que la hiciera madurar. Por eso, Xamara, sabía que él era la mejor opción de marido para cualquier buena gitana que se precie. Por eso, también sabía que no tenía derecho a molestarse por ese golpe en la espalda que él le acababa de dar. Porque ella era una tonta y se lo merecía. —¿Qué dijiste qué, imbécil?— preguntó Beltrán mientras la tiraba sobre el suelo del carromato y le ponía el pie sobre el estómago —¿Estás seg
—¿Estás seguro que yo también tengo que ir, Lawrence?— indagó Audrey por enésima vez en lo que iban de viaje.Lawrence lo observó desdeñoso y volvió su atención a Tomás que se encontraba jugando en su regazo. No pensaba responderle y eso solo porque no creía correcto que, delante de su sobrino, él dijera la mitad de lo que se le venía a la mente.De todas formas, no hizo falta. A Lilly también se le estaba acabando la paciencia y por eso, fue ella quien tomó la palabra.—¿Acaso no somos hermanos de la misma madre?¿Eh?— increpó cruzándose de brazos — Que yo sepa, sí y esa madre nuestra tenía una hermana. Lo cual, ella sería nuestra tía. De modo que, si nuestra tía cumple años, nuestra obligación de sobrinos es ir a saludarla. Por ende… a menos que haya algún truco que no me sepa y tú solo seas gemelo de Lawrence por parte de padre, también debes ir ¿Quedó claro, hermanito?Al escucharla, Lawrence se tuvo que morder el labio inferior para poder reprimir una carcajada de orgullo hacia su
El sol del atardecer daba sus últimos rayos cuando Brishen por fin había llegado al pequeño bosque que circundaba la granja donde tendría paso aquella celebración. Distraído, se preguntó porqué, Roxana lo había mandado a llamar con tanta urgencia. No era para menos, por mucho aprecio que le tuviera y por más que hubiera sido su maestra en la vida y en las mancias gitanas, él, no era nada de ella. Ni siquiera su ahijado, que de esos tenía muchos y por toda Inglaterra. «A menos que sea para encargarme algún trabajo que voy a odiar… Ni siquiera tiene sentido que vaya allí cuando estarán sus sobrinos mestizos…»Pensó sin perder de vista por dónde caminaba. Todo ese asunto de la celebración le daba muy mala espina. Cuando Iago, uno de los hijos del hermano menor de Roxana, lo fue a buscar a la otra punta de la ciudad para avisarle de que lo esperaban en ese cumpleaños, un olor extraño invadió su nariz.Él también tenía dones, como los de Roxana y ese sobrino de nombre payo que en ese mom
La granja bullía de vida. La gente charlaba con buen ánimo, los niños correteaban por todos lados y ya había unos guitarristas, en torno a los hogueras, tocando algunas canciones. —¡Ah, vale! — exclamó Lawrence sin salir del asombro —¿Acaso teníamos familia numerosa y ni enterados?Lorette rio entre dientes y volvió la vista hacia atrás, donde se encontraban Lilly y Audrey sin saber qué se esperaba que hicieran ellos. Tomó la mano de Tomás, quien de solo ver a los niños corretear ya comenzaba a impacientarse. —En realidad no…— explicó mientras se adelantaba unos pasos — … no solo están tus tíos y algunos primos. También se ve que vinieron muchos ahijados de tu tía, junto con sus familias… ¡Oh! Mira, allí está mi batu.Dicho esto, sin esperar respuesta de nadie, Lorette comenzó a correr con Tomás de la mano, dejándolos a todos atrás. Lawrence no pudo evitar reír, volvía a ver a esa misma mujer que había conocido el día que habían ido al campamento. Se encogió de hombros, lo cierto
Miró a su prima. Ella tenía razón, en cierto sentido, tampoco era el momento ni el lugar para comenzar una pelea. Sin embargo, el asunto tampoco era algo que podría dejar pasar. Volvió la vista a Lawrence, quien parecía indiferente ante la situación, luego, observó como ese tipo, el amante de su prima, se intentaba escabullir detrás de su hermano. —¿A tan cobarde rata tienes la valentía de defender?— observó levantando la ceja en actitud desdeñosa — ¿Es eso lo que les enseñan los payos a sus hijos?¿A defender a sus hermanos, aunque estos sean unos canallas desalmados que juegan con sus amantes y luego las descartan? Lawrence no respondió. Aunque aquella acusación hería su orgullo. Por mucho que deseara negar las cosas sabia que ese tipo tenía razón. A fin de cuentas ¿Por qué diablos él estaba defendiendo a su estúpido hermano?¡Sí bien sabía que se tenía muy merecida una buena paliza! Ladeó la vista a Audrey. Él, por su parte, parecía querer que la tierra lo tragara. Sintió desp
En una noche aciaga, de brisa cálida, Lawrence, entrevió en la jara, a la orilla del rio, a una simple muchacha. Una joven gitana.—Mangue Gachi ‘e Lamma— susurró irónico al reconocerla.«Mi mujer de plata»Ya había tomado por costumbre de llamar así a aquella joven de pelo plateado que se bañaba en el arroyo, iluminada por la luz de la luna . Él, no podía (o no quería) apartar la vista de ella, siempre lo hipnotizaba con su presencia.«Este sueño… otra vez. »Advirtió . No era la primera vez que soñaba con ella. Sin embargo, había algo que lo hacia sentir distinto a otros .«Pero… ¿qué?»Ladeó su cabeza a la izquierda, expectante, sin encontrar nada, como ya lo sabia.Llevaba al cinto su daga de mango labrado en plata. Por instinto, bajó su mano a él, buscando ese punto de apoyo que esta la daba. El peligro, se palpaba en el aire. O al menos eso creía.La joven, solo reposaba en una roca, remojando sus pequeños pies en el agua. Una sombra de sonrisa, se dibujaba en su rostro y, sin m
Se había levantado temprano en la mañana, todavía se veía la aurora cuando se puso la faja y se lavó la cara. Pensativa, se llevó una mano a los labios. Él la había…«Ojalá nos volviéramos a encontrar…»Se dijo, recordando aquel sueño. No pudo evitar pensar en aquellos ojos celestes que la miraron y aquellos dedos finos sujetando su cintura. Ojalá, la encontrara, ojalá se la llevara lejos de allí.«No… no debería pensar en estas cosas, solo ha sido un sueño…»Intentó convencerse, cosa que no le era tan fácil. Pero ¿qué más daba? Si ella ese mismo día tendría que conocer a su prometido y alejarse de su gente.Eso la llevó a preguntarse como seria aquel hombre ¿la encontraría atractiva? ¿ella lo encontraría aceptable? Por lo poco que sabia de él, era un hombre huraño de mal carácter, más dado a la soledad de una biblioteca que a la calidez de la vida conyugal.— Oye, deja de tejer musarañas y ayúdame con el desayuno, Lorette…— reprochó con desenfado, una mujer a su lado, Alelí, su herma