Esos sueños extraños que ella tanto temía consistían específicamente en ser la espectadora silenciosa de las situaciones más insólitas y descabelladas de las que hubiera tenido ocasión de observar en su vida. Como en ese momento.
Tal vez, en esa ocasión, ella fuera una hoja que se desprendía de la rama de un rama de un árbol cualquiera. O quizás, era una libélula. No estaba segura, tampoco le importaba ese detalle.
Lo que sí le interesaba el destino desconocido al que se dirigía.
A través de sus ojos pudo, vislumbrar algo que le daba la impresión de ser un carromato en medio de un bosque desconocido. Su vuelo mágico, la llevó hacia la ventanilla de este. Al asomar , con timidez, la cabecita por el alféizar, para enterarse de lo que allí ocurría, quedó horrorizada.
Allí estaba Xamara, se encontraba boca abajo sobre un montón de mantas desgastadas y sucias. Sobre ella, se encontraba aquel tipo, el que había atacado a Brishen. La estaba poseyendo con brutalidad.
A Lilly le resultaba