Caminaba en penumbras, intentando no perder de vista las faldas de su ti y, puesto estaba, no caerse dentro de uno de esos hoyos que estaban diseminados por todo el suelo de aquel espantoso túnel. La misión, parecía no querer llegar a su fin, pero su paciencia ya estaba al límite.
—Explícame de nuevo, batí, porque creo que no te he entendido muy bien — pidió Lawrence impregnando en cada palabra su malhumor —¿Por qué debemos volver a la finca por este camino y no usar el carruaje? Atrás suyo, iba Lorette y, detrás de ella, se encontraba Audrey, junto con Joel, quien cerraba la comitiva con la peor cara de pocos amigos que se le hubiera visto jamás. Lilly y Tomás, se quedaron en la granja al cuidado de Brishen. Roxana no se dignó a responderle. A decir verdad, ni siquiera se dio la vuelta para echarle una mirada de censura. Para ella, no tenía sentido gastar tiempo en ese sobrino quisquilloso suyo. A fin de cuentas, sabía