El silencio se hizo presente. Se escuchó a Alejandro tomar una respiración profunda al otro lado. La duda: Camila la había sentido durante mucho tiempo. La actitud reciente de Alejandro... era demasiado diferente. Como si su mirada estuviera volviendo a Valentina. Como si algo hubiera cambiado sin que ella se diera cuenta de cuándo.
Sin embargo, todas las oportunidades estaban abiertas. Ya no tenían nada que esconder. Y fue la propia Valentina quien pidió el divorcio. Entonces... ¿por qué seguía retrasándose?
—Después de la fiesta de celebración del aniversario de la empresa —dijo Alejandro finalmente—, me divorciaré de ella.
Camila se quedó paralizada. No porque no pudiera hablar, sino porque sus planes acababan de cambiar. La fiesta era dentro de una semana. Su vestido estaba listo. Y ella estaba lista para entrar en el lujoso salón de baile del hotel en Madrid sin el menor temor. Soho tenía un tema millennial, y ella se había adaptado por completo.
Lo había calculado todo. Incluyen