—¿Entonces estás segura? —preguntó Elena al fin, con voz queda. Y aunque la decisión la sorprendía, la apoyaba sin dudar—. Sea cual sea el camino que tomes, especialmente si se trata del divorcio, te apoyo completamente.
—No será fácil —admitió Valentina con una sonrisa ladeada. Le dio unas palmaditas a la mano de su amiga antes de soltarla—. Antes de recuperar la vista... quiero que ellos dos comprendan lo que significa estar ciegos.
Elena frunció el ceño. —¿Qué quieres decir?
—El divorcio —dijo despacio—. Quiero que Alejandro se case otra vez antes de que yo me vaya definitivamente de esta casa. Y... —calló de repente, dejando una media sonrisa en sus labios.
—¿Y qué? —insistió Elena, impaciente.
Valentina sonrió con un dejo de misterio. —Quiero irme dejándole algo clavado en el corazón, Elena. Algo que no pueda olvidar jamás. Ya lo tengo todo planeado... paso a paso.
Elena la observó sin comprender del todo. No podía creer que la mujer que antes lloraba hasta quedarse sin fuerzas —