*Isabella
Al alejarme de él, mis pasos resonaban por el pasillo vacío mientras me dirigía al baño de mujeres. No podía ni respirar bien.
No podía pensar bien.
Sentía el corazón golpeándome el pecho como un tambor desbocado, y lo peor de todo es que mi cuerpo no me obedecía. Me temblaban las piernas, me hormigueaban las manos, y había un calor abrasador acumulándose en mi vientre.
Cerré la puerta del baño con un movimiento brusco y apoyé ambas manos en el lavamanos, inclinándome sobre la superficie fría. Mis labios estaban entreabiertos, tratando de recuperar el aliento que había perdido en cada maldito roce, en cada provocación, en cada mirada que ese hombre me había lanzado.
—Joder… —murmuré, cerrando los ojos con fuerza.
Nunca me había pasado esto. Nunca había sentido este nivel de ansiedad, de desesperación, de necesidad pura.
Mis muslos se apretaban involuntariamente mientras mi zona más íntima pulsaba con una intensidad que me aterrorizaba. Me sentía… empapada. Como si mi propio