23: Cortados con la misma tijera.
Narrador.
Apenas Giselle llega a su casa decide escribirle a su hermano Diego lo que vio ayer en el cine.
Ella no suele contarle cosas de la familia a Diego, después de todo, cuando él se fue por mucho tiempo y solo escribía en festividades, se separaron mucho. Sin embargo, cuando ella era más pequeña y él entró en su vida, supo ser mejor hermano que el mismo Danilo. Así que estuvo pensando toda la noche y madrugada qué era lo que debía hacer.
Pensó que sería mejor hablarlo con un adulto. Y no podría ser ninguno de sus padres. Diego era el indicado.
Decide dejar el teléfono a un lado tras contarle todo por texto a su hermano, y frunce el ceño al notar todo silencioso en casa.
Extrañada, sube a las habitaciones, cuando un sonido extraño de gruñidos la alerta.
Abre la habitación de sus padres y sus ojos se abren como platos al encontrar a su madre, Daniela, vestida de gata lanzándose en el cuerpo de su papá.
—¡Giselle!
—¡Mamá!
Rápido cierra la puerta, perturbada. Y corre rápido