Daniela entró con una sonrisa a la sala de reuniones, pero se le borró inmediatamente cuando vio a uno de los altos gerentes y dueños de la empresa con el ceño fruncido, viendo algunos informes.
Notó que Javier alzó la mano para mostrarle un asiento cerca de él, y se apresuró a tomar asiento.
—Esto parece un velorio.
Y Javier sonrió.
—Parece que sus acciones bajaron. Tienen mucha expectativa en la exposición. No es fácil apostar miles de dólares. No son míos y me duele.
Daniel miró al frente donde un grupo susurraba y todos estaban preparados para mostrar su mejor trabajo. Miró su reloj, eran las tres de la tarde, y sus rodillas no paraban de hacer movimientos. Sabía que iba a llegar demasiado tarde, e iba a decepcionar a sus hijos una vez más.
—La exigencia es mayor porque vamos a lo grande. Estamos ofreciendo un nivel de excelencia que nos llena de orgullo, y esta exposición es fundamental para abrir nuevas puertas en el mercado. Realmente quiero felicitar al equipo de ciberseguridad