“Todos pueden controlar un duelo, excepto el que lo tiene”
~William Shakespeare~
Estaba de demás preguntarle a Neyra si Alexander era el padre de ese niño, los Kohl no sabían cómo reaccionar. Nerviosos y a la vez emocionados, se acercaron a ella y al niño para saludarlos, al ver la carita del niño comentaron el increíble parecido entre el pequeño y Alexander. Después de un prolongado silencio y un profundo suspiro, Neyra hablo.
–Así es, de nada serviría decir lo contrario o tratar de negarlo. Porque tiene un gran parecido a su papá.
Enseguida, Neyra puso una rodilla en el suelo para ponerse al nivel del niño y poder hablarle viéndolo a los ojos.
–Mi amor, ellos también son tus abuelitos. Son los papás de tu papi.
–¿De verdad mami? -preguntó con un brillo de alegría en sus ojitos y una expresión de felicidad en su carita.
– Sí, amor. –respondió ella al momento que lo tomo en sus brazos.
–Él es Bryan, es un niño encantador y... – dijo Neyra mordiendo su labio inferior mientras trataba