~No puedo imaginar mi vida sin ti, eres mi razón de ser~
Neyra deseaba decirle a su hijo, cuanto se alegraba de volver a verlo y de decirle cuanto lo amaba. Pero con mucho trabajo logró decir las pocas palabras que había dicho anteriormente, por lo tanto, se limitó a sonreír al recordar que su mayor preocupación era dejarlo solo; lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
Estaba ahí, no lo había dejado solo, iba a tener la oportunidad de verlo crecer a él y su hija. Deseaba saber más sobre ella, saber que era lo que había pasado. Le debía una explicación y una disculpa a Alexander, sabía que se había quedado preocupado por ella y no muy convencido de dejarla ir sola, pero aun así se fue. Ahora que pensaba en la angustia por la que posiblemente pasó Alex al no verla regresar, se sintió culpable y enseguida dirigió su mirada a él, llena de remordimiento, sin poder controlar su llanto.
–Todo está bien mi amor. No llores, por favor –le dijo mientras limpiaba sus lágrimas con mucho cuid