– Buenos días – escuche una suave voz.
– Buenos días – dije levantando mi mirada de los papeles que ordenaba para mi jefe.
Allí estaba ella, aquella chica de pelo castaño y rostro hermoso, sus labios tenían reflejado una leve sonrisa, una que no me parecía sincera para nada.
– ¿Cómo trata a su nuevo juguete Kim?– sus palabras sonaban a burlas.
– El señor Kim está reunido en estos momentos, pero puede sentarse y esperar, en cuanto termine le avisaré que usted se encuentra aquí – trataba de ignorar lo que decía, al final tiene razón para sentirse molesta, yo solo soy la otra.
– Entonces esperaré – mientras caminaba lentamente hacia mi mesa de trabajo.
Nunca he sido partidaria de juzgar a las personas a la primera, pero la señorita Alice no era la tierna y dulce omega que aparenta ser.
– Desea que le traiga algo en lo que espera? – pregunté lo más amable que pude.
– No quiero nada – me miraba como si fuera menos que ella, con aires de superioridad.
– Segura – respiraba hondo para