James
No me agrada la forma fatalista en la que Akon dice con tanta ligereza que las han secuestrado. Ese es el peor escenario posible en el que podría imaginarme a Daphne, sin embargo, aunque una parte de mí se niega a creer que sea esa la respuesta a lo que está pasando; otra parte me dice a gritos que corra a buscarla ya mismo.
—Tranquilos, por favor, Akon, no creo que ese sea el caso —digo intentando tranquilizarlo.
—¿Qué más podría ser? ¿No te das cuenta de quiénes somos tú y yo? Hombres poderosos y con dinero, la idea no es descabellada, pudieron habérselas llevado para exigirnos dinero —especula.
Saca su celular una vez más y trata de llamar a su mujer, pero esta vuelve a caer directo al buzón.
Le quito el mío a Frank e intento yo mismo llamar a Daphne. Repica una y otra vez, sin ninguna respuesta. Vuelvo a intentarlo una vez más, y nada.
—¿No responde su mujer? —pregunta el doctor, quien también tiene cara de preocupación.
Hay una explicación plausible para que ella no me cont