Punto de vista de Olivia
Me quedé congelada en el umbral de lo que solía ser mi habitación, observando las pertenencias de Raquel que habían reemplazado las mías. Los frascos de perfume sobre el tocador, la ropa desconocida colgada en el armario… todo era prueba de que llevaba tiempo planeando esta invasión.
Diego apareció detrás de mí, conteniendo la respiración al ver mi expresión.
—Olivia, puedo explicarlo... —Empezó, su voz temblando entre la culpa y la defensa.
Me giré lentamente para mirarlo.
—Por favor, hazlo.
Se pasó una mano por el cabello, un gesto que antes encontraba entrañable, pero que ahora reconocía como su señal infalible de que estaba a punto de mentir.
—No es lo que parece. —Me dijo Diego, lanzando una mirada nerviosa hacia las escaleras, donde Óscar luchaba por subir con su pierna herida.
—¿De verdad? Porque parece que metiste a tu amante en mi casa mientras yo estaba en el hospital con nuestro hijo. —Le respondí, mi voz sonando escalofriantemente tranquila.
Raquel