La mirada de Leandro se detuvo en Ricardo por un momento, y el frío que emanaba parecía capaz de congelar a alguien. Había observado toda la escena anterior, y le sorprendió ver que Luna había aprendido artes marciales en estos tres años.
Ricardo sintió un escalofrío recorrer su espalda y tembló levemente. Hoy había tenido un mal día, y con el Grupo Muñoz participando en la licitación, parecía que iba a perder por partida doble. Con el rostro pálido, se sentó en su lugar.
La asistente llevó a Leandro a su asiento. Él ocupaba un lugar destacado, cerca de los organizadores.
Luna se sentó en una diagonal de Leandro, un poco alejada. No levantó la vista; su corazón latía con fuerza. La presencia de Leandro allí no podía ser una mera coincidencia. Si él venía a licitar, ¿qué posibilidades le quedaban?
Con la llegada de todos los organizadores, la licitación comenzó oficialmente. Cada parte presentó sus fortalezas y ventajas, mostrando sus propuestas. Luna, como representante de su empresa,