Noa ni siquiera se atrevía a levantar la mirada hacia este hombre, ni a responderle. Mantenía la cabeza baja, mordiéndose el labio inferior con gran fuerza, su cuerpo temblaba ligeramente, como una delgada hoja que flota en el aire, pareciendo estar vulnerable y aterrorizada. Ella simplemente encogía los hombros, con las manos inconscientemente retorcidas entre sí, deseando escapar de allí lo antes posible.
Rodrigo, con una mirada aún más fría y nerviosa, observaba fijamente la sonriente y amigable cara de Gaspar, con un aire de precaución e incomodidad en sus ojos. Mientras tanto, Gaspar ignoraba por completo la hostilidad del hombre, y en cambio, con una amplia sonrisa, extendía amigablemente la mano hacia Noa. —Noa, soy Gaspar, fuimos compañeros de clase en la secundaria, ¿todavía me recuerdas? — Su voz transmitía una suave calidez y una gran familiaridad.
La mirada de Rodrigo se volvió aún más sombría, frunciendo el ceño con frialdad, agarró la mano del hombre con gran firmeza. —Cr