Luisana, al ver los ojos ansiosos y enrojecidos del joven Rodrigo, sintió una punzada muy penetrante que le resultó insoportable.
Rodrigo se sumió profundamente en la perplejidad de la complicada relación entre Ema y Noa. Al principio, es posible que no estuviera de acuerdo con tratar de manera cruel a la señora, pensando que era demasiado para una aparentemente frágil persona. Sin embargo, la noticia de la sentencia de muerte de Ema era una realidad totalmente inevitable, y Rodrigo podría haber sentido que enfrentar el problema directamente ahora era más sabio que enfrentar un estallido futuro.
Quizás, Rodrigo subestimó su capacidad de control sobre la señora y subestimó la explosividad que ella podría mostrar durante un episodio de su enfermedad. Esto lo hizo sentirse abrumado al abordar el problema.
Siguiendo el consejo de Luisana, Rodrigo decidió que Noa descansara tranquilamente y también le recordó a Luisana que cuidara muy bien a la joven señora. Esta acción mostró la total preo