—Noa quedó atónita, mirando fijamente a Rodrigo. Sus ojos se agrandaban, enrojeciéndose como si fueran a desgarrarse completamente — Rodrigo se sintió desconcertado, sus dedos entumecidos, sus manos se quedaron suspendidas en el aire, sin saber qué hacer, confuso y perturbado. —Noa, dije algo equivocado, no era eso lo que quería decir.
De repente, se dio cuenta de que, a pesar de los terribles crímenes de Ema, ella seguía siendo la madre de Noa. Rodrigo siempre fue una persona fría y despiadada, a veces incluso Luisana, que había experimentado momentos sangrientos a su lado, sentía muchísimo miedo. Creía que podía renunciar resueltamente a muchas cosas que otros valoraban, pensaba que podía hacerlo, algo que otros no podrían soportar ni siquiera resistir el dolor.
De repente, Noa gritó como si ya no reconociera a Rodrigo. Aprovechando su distracción, lo empujó bruscamente y corrió hacia la puerta sin mirar hacia atrás. Esta escena creó una atmósfera repentina de tensión.
—Noa—Rodrigo,