—Noa ama el arte; tiene un talento excepcional para la pintura y podría haberse convertido en una pintora genial. ¿Alguna vez la has cultivado en serio? ¿Por qué no contratas a un profesor para enseñarle a pintar? ¿Por qué no la envías a una institución educativa superior para que se perfeccione? ¿Es su talento solo para entretenerte y alegrarte todos los días? ¿Te das cuenta de que la estás desgastando día a día, la estás reteniendo, o no?
Al escuchar estas palabras, el corazón de Rodrigo se apretujó sintiéndose incómodo. —No estoy desgastando a Noa, no la estoy reteniendo. En mi vida, solo hay lugar para una mujer, y esa es Noa. Tú y Alejandro lo sabían desde el principio, ¡que me iba a casar!
—Casarse, ¿y luego qué? Será repetir los días actuales, e incluso podría ser peor que ahora.
Clara sacudió la cabeza con gran decepción. —Si no tienes la capacidad de cuidar a Noa, no deberías hacer promesas vacías. Esto no debería ser la primera vez, pero sin duda es la más seria. ¿Puedes sopo