—No te preocupes demasiado, Clara. Desde Togo hasta la ciudad de México solo son poco más de cinco horas en avión. Hay instalaciones de atención médica de emergencia a bordo, no pasará nada en absoluto.
—Sí, y también tengo a este famoso médico a mi lado. ¿De qué tienes miedo, mi querida prima mayor? —dijo Teófilo con orgullo, levantando la barbilla con altivez.
Rodrigo dijo: —Por muy famoso que seas, ¿no eres más famoso que Clara?
—¿Qué quieres decir? —Teófilo frunció el ceño.
—Pues que, Clara es Blanca Diosa, y Blanca Diosa es Clara. ¿Aún no te has dado cuenta? —dijo Rodrigo.
Teófilo miró fija y sorprendentemente el rostro sereno de clara y luego a las demás personas, todas tranquilas y sin ninguna reacción.
Entonces, todos saben, ¿excepto él?
Entonces, ¿todo este tiempo ha estado actuando frente a la diosa de la Guerra?!
Teófilo se giró rígidamente, apoyándose en la pared y bajando la cabeza, dándoles la espalda a todos.
Rodrigo se rascó la cabeza con sutileza. —Oye, ¿qué le sucede