Cuando regresaron a la suite del hotel ya eran las diez de la noche. Como era de esperarse, Miranda se metió al baño.

Guillermo no le prestó atención y fue directo a la cocina con las compras.

Desde la tina, ella se puso a jugar con el celular. Al ver los mensajes de todos sus conocidos, publicó una historia para responderles en conjunto.

[Gracias por preocuparse. Ya estoy de vuelta en el hotel, sana y salva. /corazón]

Y añadió un sticker de una niñita tierna y obediente.

Luego, abrió su chat grupal con un nuevo nombre “Las Tres Divas” y, con una furia renovada, inauguró su catarsis con un “¿Qué hice en mi otra vida para merecer esto?”, inundando la pantalla con quejas.

Bianca y Estela respondieron al unísono con un coro de “JAJAJAJA”, jugando con fuego al borde de que las sacara del grupo.

Acto seguido, con la pericia que da la experiencia, le siguieron la corriente antes de que Miranda estallara. Criticaron al programa, a Elena, e incluso al pobre desconocido y al también inocente d