Pero hacía mucho que no estaba con Guillermo, y la última vez se habían cuidado. Además, su periodo había llegado hacía poco, así que un embarazo era muy poco probable.
Salió al balcón a tomar un poco de aire fresco. De repente, recordó las quejas de Elena sobre el mal olor de la casa, quien decía que el formaldehído los iba a envenenar. Una sensación de inquietud la invadió.
Las pinturas y otros materiales eran de patrocinadores. Había investigado en internet y todos contaban con certificación nacional de ser ecológicos, pero en estos casos, nunca se sabía.
Miranda, que seguramente nunca había oído el dicho de "si buscas tus síntomas en Google, siempre terminas pensando que te vas a morir", era demasiado cobarde para ir al médico, así que se puso a buscar sus síntomas en internet.
Terminó con la cara pálida y el corazón agitado por la ansiedad.
Los días siguientes, no comía, no dormía bien y se la pasaba corriendo entre la obra y los mercados de materiales. Perdió peso. Nadie sabía l