Sibelle
Me pregunto qué están esperando allí. Les he mostrado su habitación.
En cuanto nos ve bajar, corre para colocarse entre él y yo.
- Mi amor, ¿no me has besado siquiera para darme la bienvenida?
- Suéltame, Karen.
Ella lo suelta de inmediato.
- ¿Quién te crees para dar órdenes en mi casa?
- Pero cariño,
- Te prohíbo que me llames así. Solo una persona tiene ese derecho y está a mi lado. Les presento a mi compañera.
- ¿Qué? No puedo aceptar esta humillación.
- Siempre pueden regresar a casa.
No obligo a nadie a casarse conmigo.
Ahí está el padre que se levanta lleno de ira. Y yo, me alegro, por una vez, me burlo de la desgracia de otra persona.
- No pueden tratarnos de esta manera. Somos socios, y esta asociación será beneficiosa para todos nosotros.
- Entonces, pensaba que cada uno conocía su lugar aquí. Sibelle es mi esposa, merece respeto. Karen, tú serás mi esposa, quiero que ambas se lleven bien. Mañana tendrá lugar nuestra fiesta de compromiso. Mi compañera siempre estará a