Pero Korina se acercó e invadiendo su espacio al colocar la carta en el saco de él y al estar tan cerca olía su perfume, sentía su piel suave y una sonrisa coqueta al ponerla ahí.
Algo inquieto por eso le hablo con autoridad — ¿Qué haces? —
— Ja, ja, ja, te dejo un recuerdo irritante y espero descanses, hoy llego al casino y nos vemos ahí —
— No llegues tarde —
Ella bajo del auto y contenta se dirigió a la casa de invitados, no tardo en tomar a su bebé y lo hacía reír.
— ¿Señor iremos a otro lugar? —
— No —
Reaccionando salió del vehículo y se dirigió a la mansión, este subió a la habitación y miró por medio de la ventana a Korina quien sacó a su bebé al sol como hace en las mañanas.
— De verdad me irrita y aun así tienes manos muy habilidosas — Cerrando las cortinas, se dirigió al baño para tomar una buena ducha y acostarse a dormir.
Samanta por su parte quería saber cómo estaba Korina, han pasado unos meses y muchas cosas le han cambiado su vida por completo, al menos quería