Aila POV
—¿Estás seguro, Silas? —preguntó Damián, su voz tensa y desprovista de la relajación de antes—. ¿No podrían ser simplemente… otra cosa? ¿Metamorfos extraños?
—He sido sanador durante sesenta años, Alfa —respondió el viejo lobo con una gravedad sombría—. He visto todo tipo de heridas y todo tipo de sangre. Esto no es de los nuestros. Ni de ningún metamorfo que conozca. La piel fría como el mármol, la sangre negra que no coagula y el miedo a la luz del sol… solo hay una criatura que encaja con esa descripción.
Kael, que había estado en un silencio sepulcral desde la revelación, finalmente se movió. Su rostro, antes marcado por un alivio ganado a pulso, ahora era una máscara de furia helada y una profunda concentración.
Saltó de la muralla al patio con una agilidad que desmentía su tamaño, aterrizando suavemente sobre sus pies.
—Llévanos con ellos —ordenó, su voz de Rey no admitiendo réplica.
Damián y yo lo seguimos, bajando por la rampa a un ritmo apresurado. El patio principa