Mundo ficciónIniciar sesiónAila POV
Desde mi posición en la torre, vi la carga de Gregor hacia la casa principal y mi sangre se convirtió en hielo. No era una maniobra táctica, era una carrera desesperada hacia su verdadero objetivo. Hacia mis hijos. El campo de batalla, Damián, Kael, todo se desvaneció, y mi mundo se redujo a un único y primordial instinto: llegar a Kaelen.
No usé las escaleras principales, sino que corrí por los pasillos de servicio, un laberinto que una vez recorrí como una sirvienta asustada y que ahora navegaba como una reina aterrorizada. El sonido de mis propias botas contra la piedra era un eco frenético de los latidos de mi corazón. Podía oír los gritos desde el patio, pero sonaban lejanos, amortiguados por el rugido de la sangre en mis oídos.







