Mientras el cronómetro daba la impresión de no avanzar, o de que el resto del mundo avanzaba muy rápido, a excepción de nosotros cuatro, que seguíamos confinados en el toldo en la playa, hablamos sobre nuestras opciones.
—Por nada en el mundo podemos arriesgarnos a hornear algo —dije—. Con solo dos horas, no vamos a alcanzar siquiera a que se cocine bien, sea lo que sea que intentemos.
—Debemos recurrir a opciones de dulces que no impliquen calentar nada —dijo Rubí, que se había sentado entre Teressa y yo—, en eso tienes razón, Esma.
—Yo conozco varias choices de dulce sin caliente —dijo Filip—. Para mí aportar con eso, si confían y dejan que mí lo haga.
—Por supuesto, amor —respondió Teressa a la petición de su novio—. Si sabes fórmulas de cocina molecular para hacer dulces rápidos y sin cocción, hazlo.
En ese momento caí en cuenta de que quizá Daniela no fuera la única con experiencia en elaboración de pastelería y confitería, porque con conocimientos de cocina molecular, era muy