Mundo ficciónIniciar sesiónValeria no respiró. No podía. La voz “Hola, hija” seguía suspendida en el aire como un hilo invisible que la tiraba del pecho. Su taza tembló entre sus dedos, derramando una gota caliente sobre su mano… pero ni siquiera lo sintió.
Solo veía esos ojos. Los mismos. Los que recordaba entre nieblas de infancia. Los que creyó ver en sueños durante años. Los que había llorado como si estuvieran enterrados bajo tierra.
Valeria se levantó del sillón y dio un paso adelante sin darse cuenta.
—¿Hija? —repitió en un susurro quebrado—. ¿Entonces… de verdad… est







