Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio que siguió al clic de la puerta fue demasiado grande para el salón. No era un silencio neutro, sino uno que parecía medirlos, pesado y expectante.
Mike no tomó asiento. Caminó hacia la chimenea apagada y apoyó un hombro en el borde, dándoles la espalda unos segundos. Un gesto calculado: preparar el terreno antes de lanzar la bomba.
Leonard fue el primero en romper la tensión.
—Habla —ordenó, seco.
Mike giró despacio, manos aún en los bolsillos, con la expresión de un hombre que trae malas noticias… y una oportunidad disfrazada de







