Capítulo 56 Solo un poco más de esto...
La casa despertaba despacio, como si quisiera regalarles una tregua. La luz de la mañana se colaba tímida por las cortinas y bañaba los muebles con un resplandor suave. El silencio de las primeras horas apenas se veía interrumpido por el canto lejano de los pájaros y el rumor de la ciudad aún adormecida. Alba estaba en la cocina, con el delantal puesto y una taza de café entre las manos, perdida en sus pensamientos.
La noche anterior la había dejado con un sabor agridulce en la boca: ternura y miedo entrelazados. Massimo, en cambio, había despertado temprano y bajado sin hacer ruido. La encontró allí, de pie, con la mirada clavada en la nada.
—¿Sabes que te ves preciosa así? —dijo con voz ronca por el sueño.
Alba dio un respingo, volviéndose hacia él. Llevaba una camiseta clara que dejaba ver la fuerza de sus brazos y el cabello ligeramente despeinado. Tenía esa sonrisa cálida que derretía cualquier coraza. Ella trató de disimular el rubor, pero fue inútil.
—Massimo, apenas he dormido