Capítulo – Lo Que El Silencio No Puede Ocultar
Massimo no se movió durante varios minutos, no sabía cómo había llegado realmente hasta Alba, pero no sabía qué hacer con todo lo que estaba pasando. El hombre permaneció allí, de rodillas frente a ella, como si el suelo fuese el único sitio seguro en medio del torbellino que lo consumía.
Alba sentía la humedad de sus lágrimas calando la tela de su pijama, y aun así no se atrevía a hablar. Le acariciaba el cabello con dedos temblorosos, recordando cuántas veces soñó con tenerlo de vuelta, con ese mismo gesto. Pero esta vez no había amor en el aire. Había algo mucho peor que eso, palabras que no necesitaban decirse para hacerle daño a ambos.
—¿Qué sucedió? —susurró finalmente—. Cuéntame qué fue lo que pasó, Massimo.
Massimo negó con la cabeza, sin levantar la vista. Su voz llegó ahogada cuando encontró la fuerza para hablar con ella.
—No sé qué hacer, Alba. Te prometo que no podemos… no puedo… —las palabras no le salían—. Dios…
—¿Por qué v