Había desnudado casi toda mi alma delante de Fabián. Era muy obvio que sentía lo mismo por él, pero simplemente no podía ser posible. No quería pensar más en ese beso, en sus manos, en su piel con la mía… en todo, pero era muy difícil. Intenté dormir, pero conciliar el sueño era prácticamente imposible. Logré descansar un poco y al salir a la sala, estaba Alison esperándome. Sentí un poco de rabia por lo que había hecho, pero en parte le agradecía su impulsividad, algo que yo no tenía.
La observé sin decirle nada, y como siempre, después de actuar, venían sus disculpas. Pero esta vez no me mostré indiferente. Me acerqué a ella y la abracé. Me sentía diferente, triste, sin ningún motivo para seguir adelante. No quería hablar, solo abrazar a mi mejor amiga y no sentirme tan sola.
Limpié mis lágrimas, sonreí, aunque no quería hacerlo, y me fui al Luxury como cada día.
Al llegar, observé a Sergio de pie en la puerta, tenía el rostro hinchado, y al lado de su ojo una pequeña herida. Me mir