Isabella
Ha pasado una semana desde que Ryan volvió a irse por trabajo y desde que Evans decidió quedarse en la mansión. Sigo sin entender por qué lo hace exactamente; dice que está supervisando asuntos de la empresa, pero la realidad es que no se va. Está aquí en la casa, moviéndose por los pasillos como el dueño de todo que es, aunque sin la arrogancia de su sobrino intentando opacarlo. Y lo más extraño es que sin proponérnoslo, hemos coincidido más de lo que debería ser normal.
Los encuentros han sido… raros, silenciosos, tensos. Incluso agradables, si me permito admitirlo, no voy a mentir respectoa lo que sientode solo verle.
OmNos cruzamos en la cocina cuando yo grabo mis videos de recetas y él, sin decir mucho, se inclina para probar lo que cocino. A veces solo dice: “Le falta azúcar”, o “Está bien”, o “No sé cómo atraes tantos seguidores con esto”, pero siempre lo hace sin maldad, como si estuviera más curioso que crítico. Otras veces lo sorprendo mirándome demasiado tiempo,