SEIK
Necesito que entienda que no puede rechazar a mi lobo.
Ni a mí…
La giro con facilidad y me coloco de rodillas más cerca de su trasero. Mis dedos se aferran a su cintura, firmes, posesivos, mientras con una de mis manos le presiono la cabeza contra el colchón, dejándola completamente a mi merced.
Esta vez, le dí a mi lobo lo que quería: tenerla a cuatro patas.
'Estas son muy buenas vistas....'
Trago saliva imaginando lo que está por venir.
Ella no se resiste…y está tan mojada que mi parte lobo aúlla en mi interior.
—Portate bien y quédate así hasta que yo te lo diga.
Aria susurró algo que no logré comprender.
Estuve unos segundos grabandome su imagen a cuatro patas en mi mente pero como mi autocontrol pendía de un hilo, le metí mi entrepierna en su centro sin avisar.
Ella gimió tan alto que mi ego se agrandó.
—Buena chica, tómala entera.
Mis embestidas son duras y tan fuertes que hacían que el cuerpo de Aria se moviera demasiado. Para estabilizarnos le cojo del cabello posesivamen