—¡Ximena! ¡Por favor, que no te haya pasado nada! —murmuró Lisandro, su corazón se aceleró, lleno de temor.
A pesar de haber pasado por muchas situaciones peligrosas, nunca había sentido un miedo tan profundo.
Manejó su carro por las calles a toda velocidad, con la esperanza de encontrar algún rastr