Mi vestido estaba hecho jirones, al punto de que casi se me veía de más.
Gabriel Alcázar, conmovido, se quitó el saco para cubrirme y usó su corbata para limpiar las marcas de lápiz labial en mi rostro.
Solo entonces le lanzó una mirada a Alejandro Herrera.
—¿Hace falta preguntarlo?
—¿No lo ves? Soy el novio de Mariana.
Alejandro cerró el puño con fuerza, su mirada fija en la mano de Gabriel rodeando mi cintura.
En su muñeca llevaba una pulsera parecida a la mía: eran de pareja.
Dos segundos después, de pronto aflojó la tensión.
Mostró una expresión como si lo hubiera entendido todo.
—Vaya, Mariana, qué ingeniosa. Hasta supiste traer a alguien para que actuara contigo.
¿Dónde contrataste al actor? Hay que reconocer que interpreta bastante bien.
Al notar que la atención de Alejandro se desviaba, Ana Suárez volvió a soltar sollozos lastimeros:
—Mariana, ya que tienes novio, con más razón deberías dejar en paz tus sentimientos por Ale. ¿Por qué armar este escándalo? ¿O acaso quieres jugar