—El carro de Alejandro todavía está abajo, Mariana, ¿no vas a bajar?
Yo negué con la cabeza frente a mi mamá. —No, no lo atiendan.
Efectivamente, dos horas después, el carro de Alejandro se fue.
Después de lo ocurrido, mis papás estaban muy dolidos por mí, incluso llegaron a romper la relación de negocios con la familia Herrera.
Todo el círculo social del sur de la ciudad empezó a especular qué clase de problema había pasado entre nuestras familias.
No solo se canceló la boda sin explicación, sino que también dejamos los negocios.
Unos testigos que estuvieron presentes filtraron la versión de que todo fue porque yo armé un escándalo por celos, hasta el punto de arruinar la ceremonia.
En una fiesta a la que fui invitada, todos me miraban con desprecio.
—Es ella, la pinche zorra falsa que jodió la boda de su prima.
Incluso hubo alguien que, a propósito, intentó tirarme encima una copa de vino tinto.
En ese momento, un pecho desconocido pero extrañamente familiar me jaló hacia su abrazo y