Nana casi sentía que sus mejillas ardían de la vergüenza. No sabía cómo explicarle a Nathan el motivo de su llamada, tomó aire, respiró hondo y se armó de valor.

-La verdad joven Nathan, me apena mucho decirle esto. Pero...

-Nana, me estás asustando, por favor dime qué pasa...

-El joven y la niña... Han estado encerrados desde el día domingo en su habitación, no han bajado a comer y me parece por lo que he escuchado que no han dormido. Estoy un poco preocupada por ellos.

-¿Qué dices? ¿Encerrados? ¿Dos días? ¿Haciendo qué?

-Te... Te... Ellos han estado intimando señor.

Nana moría de la vergüenza. ¿Cómo decirle a Nathan que su hermano y su cuñada llevaban dos días enteros teniendo sexo?

-Te refieres a teniendo sexo.

-S... Si...

-Ja ja ja. ¿Dos días? ¿Y sin dormir ni comer? ¡Vaya! Ja ja ja. Entiendo tu preocupación Nana. Pero creo que esos dos por fin están abriendo sus corazones y algo más, ja ja ja.

Nana quería morir de la vergüenza.

-Disculpa mi falta de respeto Nanita hermosa. Es só