A Maximiliano no le interesa siquiera un poco que este rodeado de todos sus empleados en este lugar, porque presiona con más fuerza su entrepierna que presiona justamente mi entrada.
Nosotros hemos tenido sexo hace poco y quedamos evidentemente saciados, pero la presión que ejerce con su dureza y saber que lo que marca su pantalón no es bulto hecho por telas, causa que me sienta tan húmeda que pareciera que tuviera muchos años en abstinencia.Sin poderlo evitar gimo y por ello tensiono mi cuerpo sintiendo que ahora soy yo la que no sabe que es lo que significa sentir vergüenza porque si fuera así no habría gemido.— Ten cuidado, querida. Los empleados están sufriendo por nuestra culpa. — dice Maximiliano como si yo fuera la causante de todo ello.— ¿Puedes bajarme de la lavadora? — pregunto aturdida y avergonzada. Por lo que, Maximiliano golpea mi trasero para alejarse de