Como no tengo interés en lo que suceda con ellos, camino hacia la salida donde ellos me siguen y casi de inmediato, sus enemigos apuntan, pero, por respeto hacía mí o cualquier tontería, no disparan.
Los chicos de inmediato me giran y se arrodillan frente a mí porque saben que si no los ayudo no saldrán con vida de aquí, así que, les sonrío.— Jefe, por favor, perdone mi falta de inteligencia y mi desconfianza hacia usted, entiendo que merezca perder la vida, pero, acudo a su perdón. Le agradezco la maravillosa propuesta que me mencionó antes, pero, la rechazaré.— ¿Qué dices? — pregunta Valentín y yo lo observo sonriente.— Bien, si es eso lo que quieres, no tengo problema con ello.— Demostraré mi valor enfrentándome a ellos y si sobrevivo, solo le pediré que no obstruya los planes que tenga.&lsqu