Axael me ignora, parece que sigue sin conocerme lo suficiente para darse cuenta que soy capaz de tocarme delante de ella, porque si hay algo que no tengo es vergüenza y ella parece notarlo, porque se cubre los ojos cuando comienzo a gimotear.
— Realmente eres alguien sorprendente. — dice Axael.— Tengo mis necesidades, es normal que me toque por pensar en follar a mi mujer. — digo encogiéndome de hombros.— Estamos en medio de una tortura.— Los torturadores también comen.— Esto no es comida.— Si lo es porque está alimentando mi polla. — respondo y ella me observa con seriedad… incluso podría decir que está indignada, pero, yo solo sonrío por darle importancia a algo que realizo casi a diario.‘Mi esposa es tan inocente, es graciosa y la verdad, me gusta que se sonroje.’ Me digo mentalmente.Disfrutando de su sonrojo, conti