-Son ellos- dijo con seguridad Nicolás, mirando fijamente el auto a lo lejos.
-Sí Señor, creo que lo son- afirmó el conductor.
-No los pierdas de vista- Ordenó Nicolás sin siquiera parpadear, como si temiera que de un segundo al otro desaparecieran para siempre de su vista.
-No señor- exclamó el joven apretando el volante y manteniendo la velocidad constante.
Estuvieron así varios minutos, casi acechando al vehículo donde podría estar su familia. El joven chofer miró hacia atrás por el espejo retrovisor y comprobó que el otro vehículo de su jefe aún estuviera siguiéndolos por detrás.
El otro vehículo estaba ahí, siguiéndolos a unos metros de distancia, pero de repente, un vehículo 4 x 4 color negro que salió de la nada se adelantó a sus otros hombres, quedando en el medio y casi se pegó a la parte de atrás del auto donde se encontraba Nicolás y su empleado.
El vehículo les hacía luces para que aceleraran el paso, encegueciendo el espejo retrovisor y molestando la vista del joven