-Cierra el trato- exclamó el jefe mafioso con total seguridad.
-Pero señor, el monto es mucho menos del que hemos solicitado en primer lugar- exclamó nervioso su abogado, temiendo contradecirlo.- Es menos de la mitad.
Nicolás se reclinó hacia atrás en su mullido asiento de cuero, cruzó sus manos por delante y respiró hondo. Tratar de cerrar todos sus negocios lo antes posible para poder largarse con su familia no era fácil.
-Hazlo de todas formas- sentenció- si lo que te preocupan son tus honorarios, súbelos y listo.
-Gracias señor- exclamó el hombre inclinándose agradecido.
-¿Y bien?- preguntó con impaciencia, mirando la hora en su reloj. Quería llegar temprano a casa por una vez en su vida. No le era suficiente cenar con su familia, quería estar más con ellos, poder conversar con su mujer y escuchar a su niño hablar de lo que hizo en el colegio- ¡Vamos hombre, no tengo todo el día!
-¡Sí señor!- Exclamó asustado su abogado y comenzó a revisar con las manos temblorosas todos los pa