Nicolás manejó a alta velocidad tragándose toda la bronca que tenía contra los policías, eso sería tema de otro momento, no iban a salir librados de eso. La gente tenía que comenzar a tenerle respeto a su mujer al igual que lo tenían con él. Y era algo de lo que se iba a encargar. Nadie más le faltaría el respeto a Carla Hamilton.
El joven mafioso manejó hasta el colegio y frenó de forma imprudente en la puerta casi subiéndose a la vereda, Nicolás agradeció que en ese momento no hubiese niños en la puerta, porque estaba completamente ciego para ver lo que tenía delante de su camino.
Bajó de su vehículo y caminó a paso firme y pesado hacia la entrada. Ingresó sin presentarse y caminó hasta la oficina de los directivos.
Tocó una vez la puerta, para no perder la educación, pero aun así no esperó una respuesta y entró.
-¿Disculpe? Espere a fuera por favor- le indicó una mujer
Nicolás la ignoró y se acercó más a ella.
-Es una emergencia señorita- dijo tratando de sonar lo menos agresi