Capítulo 5. Puede besar a la novia

La hora de la boda había llegado, se escuchaba todo un revuelo en el jardín de la mansión, aunque solo se había invitado a un grupo selecto, muchos se habían quedado con las ganas de asistir a la gran boda de Vincenzo Leonardi. Todos querían ver los jardines decorados de la mansión para ese evento y desde luego el glamour y la elegancia de la decoración.

Muchas revistas habían ofrecido grandes sumas de dinero para poder estar presente en ese magno evento. Aunque no se sabía nada de la novia, se especulaba que será una belleza, ya que Vincenzo siempre salía como modelos y actrices de renombre, aunque solo se sabía que eran solo amistades. No dejaban de ser mujeres espectaculares.

–El vestido es fabuloso, te dije que sería una maravilla, cuando Dafne me mandó las fotos tenía ganas de llorar y ahora, no sé si me pueda contener en cuanto te lo pongas.

El vestido en realidad rompía con todas las expectativas de Kaia, nunca se hubiera imaginado que fuera hecho a medida, lo miraba en la cama y ella misma estaba fascinada con la delicadeza de cada detalle.

Kaia no quería admitir que el vestido era hermoso, y que precisamente le quedaría a la perfección, miró a su madre y no quería decepcionarla, porque ese vestido jamás se lo vería puesto.

–Está lindo, he visto mejores en los mercadillos a los que he ido en Madrid.

Le quería quitar todo el mérito al vestido, pero a Abigaíl no la podía engañar, sus ojos se abrieron de la impresión cuando entraron a la habitación que Dafne les había asignado. 

–Me imagino que sí, hija, pero ahora no estamos en Madrid, entraran los maquilladores, aunque le dije a Dafne, que no era necesario, ella insistió y no pude negarme. 

–Tengo todo en la maleta, elegiré algunos tonos que quiero lucir.

Abigaíl notaba el semblante apagado de su hija y sabía que no era para menos, ella se había casado enamorada de Darío, ninguno de los dos tuvo que pasar por algo así, pues se había conocido en la universidad y desde ahí habían iniciado una relación que había perdurado con los años.

–Claro que sí, hija. Si deseas que me retire lo entenderé.

–No, mamá, te quiero a mi lado, no te voy a quitar el gusto de estar este día a mi lado, te amo y perdona si me he comportado de una manera que no debí.

–Perdóname tú a mí, que no pude hacer nada para evitarte esta pena, me gustaría que estuviera ilusionada este día.

Kaia dibujó en sus labios una pequeña sonrisa, pero esta no llego a sus ojos, no podía fingir una alegría que no estaba sintiendo. Su felicidad no estaba en esos momentos en ese lugar.

Entró el equipo de maquilladores y todo el personal que iba a ayudar a la novia, Kaia se resistió por unos instantes y su madre se tensó. Ha llegado el momento.

Sujetando su vestido de novia con ambas manos, Kaia bajaba las escaleras con cuidado de no caer, su velo espeso no dejaba ver absolutamente nada su rostro, pero con la ayuda de su madre terminó de bajar el último escalón. Abajo la esperaba Darío, mirándola con ojos a punto de las lágrimas, tomó el brazo de su padre y caminaron por un camino lleno de pétalos blancos.

–Estás hermosa hija, te amo con todas las fuerzas de mi alma.

La voz de Darío salió como un lamento, estaba viendo lo tensa que estaba su hija, quería en esos momentos decir que todo se cancelaba, pero no sería muy bueno para ninguno de los presentes. Era u hecho que se tenía que realizar.

–Lo sé, papá, yo también te amo.

Ella miró hacia el hombre que la esperaba en el altar, vestía un traje de novio convencional. Camisa blanca, saco y pantalón negro, zapatos negros y un moño negro.

Vincenzo no podía ver el rostro de la novia y cuando su padre la entregó, ella sintió el roce de sus dedos y pretendió quitar la mano, pero Vincenzo no se lo permitió, apretó su palma sobre la de ella. Sintiendo ambos un contacto cálido, se miraron, dos personas que se veían por primera vez. Aunque ella llevara un velo que cubría completamente su rostro.

–Kaia Paidousi, ¿aceptas a este hombre como tu legítimo esposo, en la salud, en la enfermedad, en la prosperidad y en la pobreza, para amarlo, cuidarlo y serle fiel, hasta el final de sus vidas?

Las palabras del sacerdote cayeron sin que nadie respondiera, la novia estaba en total silencio, Vincenzo la tocó con el codo para hacerla reaccionar.

– ¿Cuál es tu respuesta?

Kaia regresó a la realidad, su corazón empezó a martillar en su pecho, no se había dado cuenta cuando se pronunciaron esas palabras, lo miró y después miró al sacerdote. 

–Sí, acepto.

De igual manera, el sacerdote le hizo la misma pregunta a Vincenzo.

–Vincenzo Leonardi, ¿aceptas a esta mujer como tu legítima esposa, en la salud, en la enfermedad, en la prosperidad y en la pobreza, para amarla, cuidarla y serle fiel, hasta el final de sus vidas?

–Sí, acepto.

–Puedes besar a la novia.

Como este era un matrimonio pactado, ella no esperaba que el sacerdote pronunciara estas palabras, se tensó cuando Vincenzo, tomó el velo con la punta de sus dedos. Todos los presentes estaban esperando ese momento, él terminó de levantar el velo y se quedaron mirando, una chispa vibró entre ellos.

Vincenzo bajó su cabeza y su aliento pasó por las orejas y las mejillas sonrojadas de Kaia, él tragó saliva aspirando el perfume de su esposa, el aroma que había percibido desde que ella se fue acercando al altar. Haciendo que su nuez de Adán se moviera completamente. No entendía qué le pasaba, pero posó sus labios en los cálidos de ella para un pequeño beso que sellaba el matrimonio.

–Ya puedes volver a respirar.

Los invitados empezaron a aplaudir. Los dos guardaron una distancia normal. La ceremonia había terminado. Nadie sabía quién era la novia y llenos de curiosidad, se acercaron para poder felicitarlos. Hasta que...

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