84. Nerviosismo
Zoe se quedó frente a la puerta del pasillo durante varios minutos antes de reunir el valor.
Sus manos temblaban por la mezcla insoportable de preocupación, adrenalina y algo más oscuro que no sabía nombrar. Lana estaba empeorando, su palidez ya no era normal.
Su respiración tampoco.
Y ese aroma dulce, tenía que hacerle saber a su amiga si sus pensamientos eran correctos, sin embargo, para confirmarlo o descartarlo necesitaba una distracción para los guardias y sabía que el Beta era el único en quien podía confiar para proteger a Lana, después de todo él lo había hecho ya anteriormente.
—Tengo que hacerlo —murmuró por lo bajo.
Tocó la puerta y la voz de Caius al otro lado fue un gruñido bajo, cansado.
—¿Quién?
—S-Soy yo... Zoe, la doncella, Beta Caius.
Hubo un silencio extraño antes de que él respondiera.
—Pasa.
Ella entró finalmente con timidez pero se detuvo en seco al ver que el Beta estaba sin camisa pasando una toalla por su cabello un mechón cayendo sobre su frente, sus ojos baj