68. ¿A dónde crees que vas, cachorra?
El aire olía distinto.
Y Lana sé sintió tan libre cuando dio un paso fuera de la habitación, pero seguía cargado con su aroma.
Después de días encerrada por culpa de su celo, Lana por fin caminaba fuera de esa habitación. Sus piernas sentían la libertad, pero sus pensamientos aún se enredaban con las últimas noches y con el macho que las había marcado.
Seguía siendo su concubina pero no sabía cómo actuar a continuación.
No tardó en encontrarse con Zoe junto al pasillo de piedra que conducía a las áreas comunes.
—Te ves diferente —le dijo con una sonrisa pícara, ladeando la cabeza como si estuviera viendo a alguien nuevo.
Lana evitó su mirada al sentir el calor en sus mejillas.
—¿Diferente cómo? No lo entiendo.
—Como si fueras otra.
Lana no respondió.
Pero algo vibró en su pecho.
Una anticipación extraña, una certeza no dicha.
—¿Quieres venir conmigo? Voy a ocuparme de los cachorros —ofreció mientras ambas caminaban juntas al lugar lateral donde las hembras del harén solían estar.
Lana