131. Una imagen fugaz
El resto del día transcurrió demasiado lento para su gusto, Zoe tenía más trabajo que de costumbre por la fiesta de la noche por lo que no pudo volver a hablar con ella a solas para terminar la conversación que habían tenido, pero lo cierto es que ella se sentía curiosa, ansiosa.
Probó los vestidos que Eryx había enviado para ella semanas atrás y que ella había ignorado deliberadamente, al final eligió uno negro de seda que se ceñía como una segunda piel, se miró al espejo y apenas se reconoció, el escote profundo marcaba la curva de sus pechos, la tela se adhería a sus caderas y el color hacía que sus ojos violetas parecieran casi irreales.
Esperó que Eryx viniera por ella como había dicho con una de las hembras que le había llevado el almuerzo, Lana se sentó en el borde de la cama después de haber acomodado sobre mantas suaves a sus cachorros, estaban recién alimentados con ese olor dulce que solo los recién nacidos poseen.
Samuel apretaba su dedo con una fuerza absurda para un c