119. Casi vulnerable
La manada seguía rugiendo el nombre de su Alfa y de su Luna, pero Lana apenas escuchaba. Su corazón seguía golpeando, todavía atrapada en la sensación del cuerpo de Eryx presionando su cintura, reclamándola frente a todos como si fuera lo más natural del mundo. Como si nunca le hubiera hecho daño.
Pero lo cierto es que estaba confundida.
"¿Por qué de reclamó frente a todos si me hizo daño en el pasado? Mi madre dijo que era brutal pero hasta ahora veo que su gente aunque se estremece por su poder, lo respetan profundamente. No lo entiendo..."
Cuando la multitud se dispersó, Lana sintió una mirada fija en ella. Una hembra pequeña, de ojos cálidos y manos entrelazadas contra el pecho, la contemplaba con una sonrisa tímida.
Lana se tensó.
—¿Quién...? —murmuró apenas.
La hembra finalmente se acercó como si hubiera estado esperando ese momento por meses.
—Lana... —susurró temblorosa—. Diosa, estás a salvo...
Eryx la miró de reojo.
—Zoe —dijo él simplemente—. Ese es su nombre.
Lana frunció e