10. Cuida mejor de tu compañera
El corazón de Lana saltó en su pecho.
Aquella cercanía parecía prohibida.
‘’¿Por qué se está permitiendo tocarme así?’’
Las mejillas de ella se encendieron al mismo tiempo que el macho estrechaba sus ojos sobre la loba.
—¡Yo…! ¡No sabía que era usted! Pensé… pensaba que iba a encontrarme con…
—¿Con el Beta? —dijo Eryx con un tono seco y peligrosamente bajo.
Lana no respondió manteniendo la espalda rígida pues él seguía sin soltar su agarre.
—Tienes una maldita puntería para aparecer cuando menos deberías —murmuró Eryx.
Había rabia en su tono, pero también algo más que no supo identificar.
—Si me suelta podré irme, Alfa.
Eryx apretó la mandíbula, ¿Por qué seguía llamándolo de usted?
—No —dijo él con una firmeza que le heló la sangre a la hembra.
El tono de mando del Alfa no permitía discusiones.
Lana sintió un escalofrío que le recorrió la columna vertebral.
—No me gusta que estés deambulando por la manada durante la noche —susurró y su voz era tan oscura como sedosa—. ¿Qué hubieras h