El rugido del desplazamiento de la piedra se extinguió, dejando un vacío total en el lugar donde segundos antes había habido una pared sólida, la abertura no conducía a un pasillo, sino a una negrura abisal que parecía absorber la luz y el sonido.
“¡Alto!” ordenó Lía, levantando una mano, el plan de Navegación, recién validado por el fracaso del ataque psíquico a Ethan, pasaba ahora a su fase más crítica, el Laberinto había cambiado la táctica: de la duda mental a la prueba de fe.
Seth se detuvo en seco, su cuerpo tenso, listo para saltar sobre la fisura “Es una trampa de caída, Lía, no podemos saltar, tendrá que ser por la vía larga.”
“No hay vía larga, Seth,” replicó Lía, sin quitar los ojos de la negrura “Si nos detenemos, El Maestro tendrá tiempo de construir otra ilusión o, peor, de sellarnos, esta fisura es el único camino al frente, y es un espejismo físico, Tiber está usando ingeniería para simular un abismo.”
Seth frunció el ceño, su cálculo Alfa le decía que, si algo parecía